Fuente: By Philipp Mayer (Propio trabajo) CC BY-SA 2.5-2.0-1.0, via Wikimedia Commons |
Las heladas con las
que nos despertamos todas las mañanas tienen un resultado nefasto
sobre las plantas expuestas a sus efectos. Aunque tus plantas estén
adaptadas a estas condiciones, se ven dañadas por ellas y debes
extremar los cuidados. Si tus plantas son algo más delicadas,
Las heladas se
producen cuando las temperaturas son muy bajas y durante la noche la
humedad ambiental y el rocío se congelan. Como explicamos en el
post anterior hay distintos tipos de heladas, que dependiendo de la
intensidad, la humedad y la duración serán más o menos dañinas.
La menos dañina es
la escarcha, cuando sólo se hiela la superficie de las plantas. Si
tus plantas están aclimatadas los daños por el hielo no serán
muchos y tendrás que preocuparte más por la humedad. Si tienes
plantas sensibles y frágiles no sólo el frío será un problema,
sino que el peso del hielo formado las puede romper.
Si las temperaturas
bajan lo suficiente, el frío hace que el agua del interior de las
células de tus plantas se congele y los tejidos se dañen desde
dentro. Aunque no veas hielo en la superficie (si hay poca humedad
en el ambiente no se formará) el daño está hecho. Para evitar los
daños que producen estas heladas negras es mejor que si anuncian
temperaturas muy bajas y la humedad esta por debajo del 60% riegues
un poco antes de la noche. Curiosamente al congelarse el agua en el
exterior de la planta, protegerás su interior. Eso sí nunca dejes
el suelo mojado cuando anochezca ni riegues si la temperatura es
inferior a 0ºC.
Otro peligro
curiosamente es el sol, ya que si hay una rápida subida de
temperaturas el deshielo es demasiado rápido y tus plantas también
sufrirán. Por eso es el hielo y deshielo que se producen estos días
de noches frías y mañanas de sol son tan peligrosos para tus
plantas. Para evitar los problemas nada mejor que una buena
cobertura de paja, arpillera, corteza… para abrigar el nacimiento
de las plantas.
Para proteger la
parte superior usa mantas de invernación o pantallas protectoras que
protejan tus plantas del frío y sobre todo del viento.
Acuérdate de quitar
suavemente la capa de escarcha para evitar el exceso de humedad.
Además de estas
recomendaciones, hay algunos consejos que siempre pueden ayudar a
complementar nuestra labor de protección. Todo lo que sea sumar es
bienvenido: no orientar las macetas hacia el norte para evitar
heladas más fuertes, no regar si la temperatura es inferior a cero
grados ni dejar la tierra mojada cuando anochezca, los tallos
externos se pueden atar (si se puede) a los del interior para que no
queden tan expuestos al viento y al frío, o forrar una maceta grande
con materiales aislantes e introducir en ella la maceta donde
tengamos la planta.
Para proteger las
plantas delicadas o jóvenes es mejor que las resguardes en el
interior o en un invernadero. Resérvales los lugares cercanos a las
ventas pero alejados tanto de las corrientes como de la calefacción.
Con las maceras que
no puedas trasladar al interior puedes cuidar que no queden
orientadas hacia el norte y protegidas del viento, del norte y del
nordeste, sobre todo. Si puedes, ata los tallos externos a los del
interior para que no queden tan expuestos a la intemperie.
Otro truco es forrar
con material aislante una maceta grande, meter en su interior la
maceta de tu planta, y usarla como base para anclar una estructura
donde sujetar plástico de invernadero o una manta de invernación.
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