Fuente: By Daniel Caso (Propio trabajo) [CC BY-SA 3.0 GFDL], via Wikimedia Commons |
Cuando llega el frío, muchas de tus plantas reducen su actividad y crecen menos; otras directamente dejan de crecer, se desprenden de sus hojas e hibernan durante estos meses. A este proceso, se le llama dormancia, o dormición (del inglés, dormancy). Durante este proceso tus plantas reducen drásticamente su actividad metabólica para conservar la energía con la que brotarán en primavera.
Tus plantas predicen la llegada del invierno tanto por la disminución de la iluminación como por la bajada de temperatura. Esta estrategia les permite sobrevivir cuando las condiciones climáticas no son apropiadas para su crecimiento.
También se llama así cuando las semillas de tus plantas a pesar de que estén en un entorno favorable no germinan.
Muchas especies de árboles tienen una dormancia bien desarrollada que puede ser reducida artificialmente hasta cierto punto pero nunca del todo. Por ejemplo si al arce japonés (Acer palmatum) se le da un verano eterno dándole una iluminación continua, crecerá de forma continua durante más o menos dos años. Pero acabará entrando en dormancia independientemente de las condiciones. Esto es algo común en especies caducifolias de bonsais cultivadas en interiores cálidos e iluminados todo el año o los árboles de pequeño porte recogidos en invernaderos.
Pero pasar de un verano eterno forzado y entrar en una dormancia automática a continuación es muy estresante para la planta y hasta puede ser fatal. En la especies caducifolias la tasa de mortalidad puede llegar al 100% si la planta no pasa por un período de baja temperatura requerido para salir de la dormancia. La mayoría de los árboles caducifolios requieren un cierto número de horas de frío con temperaturas de entre 0 °C y 10 °C para poder salir de la dormancia.
El requerimiento de frío en especies frutales caducifolias, es un factor decisivo en la adaptación de estas especies a su ambiente y es vital en especies como el manzano, peral, membrillero, melocotonero, ciruelo japonés, cerezo dulce, guindo, olivo, almendro, avellano, nogal, castaño, pecán, pistachero, arándanos, frambueso, moras, zarzamora, grosellero. Todas ellas tienen que estar expuestas a un período de bajas temperaturas durante el letargo invernal para una adecuada ruptura de la dormición e inicio de la nueva estación de crecimiento. Esto es especialmente importante en el caso de los manzanos. Tienes un bonsai de este tipo o uno cultivado en maceta nunca lo introduzcas en interiores o zonas cálidas durante el invierno.
Cuando las especies frutales de clima templado no resultan expuestas a temperaturas bajas de acuerdo a sus necesidades específicas (entre 2,5 - 1 °C), observarás que las yemas de madera y de flor retrasarán su aparición. La brotación será irregular y dispersa, y las yemas de flor se desprenderán. Tu árbol o arbusto estará en peligro y da la cosecha por perdida.
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