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martes, 22 de marzo de 2016

Huerto urbano II

Continuamos con nuestra pequeña guía sobre huertos urbanos con la esperanza de servir de utilidad a todos aquellos que quieran iniciarse en este maravilloso mundo.

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Semilleros. Siembra, trasplante y plantación.


Fuente: Pearson Scott Foresman


No todas las semillas pueden plantarse directamente en la tierra. Algunas son muy delicadas y estarían demasiado expuestas. Para cultivar estas especies requerimos semilleros donde las delicadas semillas brotarán protegidas. Existe una enorme variedad de semilleros, donde podrás hacer crecer tus propias semillas. Así podrás seleccionar las procedentes de las plantas más robustas e intercambiarlas con otros agricultores lo que al aumentar la diversidad biológica de tu huerto te ayudará a protegerlo naturalmente.
Un semillero necesita tierra esponjosa y abonada, así como unas condiciones de humedad, luz y calor que faciliten que las semillas enraícen y las plantas crezcan protegidas hasta que llegue el momento de trasplantarlas a la parcela de tierra correspondiente. No debe faltarle la humedad, pero cuidado no se encharque. Tampoco debe darle el sol de lleno o las delicadas plántulas morirán por un golpe de calor. En lugares fríos deben estar a cubierto hasta que hayan desaparecido el riesgo de heladas, sobre todo si cultivas berenjenas, melones, calabazas, pimientos, tomates o melones. Las lechugas, las acelgas, las cebollas los boniatos o las coles aguantan mejor el frío. Cuida que el semillero esté bien ventilado para evitar los mohos que pueden proliferar aprovechando los cambios de temperatura propios de la primavera. Deben mantenerse entre los 15-21ºC, por lo que es mejor que estén cerca de una fuente de calor, como una vivienda.
Las semillas se esparcen en los espacios del semillero y se tapan muy ligeramente con substrato muy fino. Después se riegan cuidando de que el agua caiga suavemente, como lluvia. Evita los encharcamientos.
Protege el semillero con cristal o plástico transparente para mantener el calor y la humedad. Ventila todos los días para evitar podredumbres.
Cuando las plántulas tengan dos o tres hojas será la hora de realizar un aclareo. Deberás seleccionar y eliminar las plántulas débiles o defectuosas, dejando sitio para las más fuertes y aptas. A partir de entonces ya no será necesaria la protección y las plántulas podrán recibir directamente la luz necesaria para su crecimiento.
Cuando las plántulas tengan unas 4-5 hojas, deberás trasplantarlos ya a la tierra. Para facilitar el trasplante, riega abundantemente las plántulas a fin de evitar daños en las raíces. Con la ayuda de una azada, una pala trasplantadora o un plantador, trasplanta cada una de las plántulas en la parcela que le corresponde, con cuidado de no pisar el terreno en el que trabajas para no apelmazarlo.
Si no puedes disponer de tus propios semilleros puedes adquirir las plántulas en viveros y plantarlas directamente en la parcela. Antes de hacerlo, deberás sumergir el plantón entero unos minuytos en agua para facilitar su adaptacción al huerto.

Después del trasplante, deberás regar cuidando de que el agua caiga suavemente. Mantén la humedad constante hasta que veas que la planta comienza a echar nuevas hojas y a crecer sana; será la señal de que ha arraigado correctamente.

El comienzo de la primavera es la mejor época para comenzar la siembra de las primeras hortalizas. Si vives en zonas más frías es mejor que comiences por las que mejor aguanten las bajas temperaturas.

Ahora pueden sembrarse zanahorias y patatas. Son dos hortalizas muy agradecidas y aptas para los novatos y pueden cultivarse en macetas sin problema.
Las zanahorias se siembran directamente en la tierra, bien abonada y mullida. Cuando llegue el momento de la recolección, hazlo de forma salteada para que puedan engordar sin apretarse unas a las otras.
Las patatas se siembran con los grillos (nacimientos) apuntando hacia arriba en tierra bien abonada y mullida. Cuidado con regarlas en exceso.



Riego

Tu huerto va a necesitar un riego abundante, lo que puede disparar tu factura del agua, además de suponer un desperdicio de un bien escaso. No debes regar demasiado, o lavarás la tierra y el agua arrastrará los nutrientes que necesitan tus plantas.
Ten un buen sistema de drenaje si vives en zonas húmedas y lluviosas.
Si vives en zonas más secas, el acolchado del suelo ayudará a que las necesidades de riego sean menores y puedes acumular el agua de lluvia; pero los auténticos resultados los da el riego por goteo. Estos sistemas de canalización gota a gota funcionan a baja presión y llegan hasta el pie de cada planta. Puedes adaptarles reguladores automáticos que se pueden programar para que rieguen a las horas más convenientes.
Agrupa las hortalizas según sus necesidades hídricas.










Protege tu huerto de las heladas y del granizo

La época de la siembra también es la de las últimas heladas. Una helada puede destruir todo el trabajo de cultivo en semillero en una sola noche.
Para evitarlo hay tres técnicas básicas:

  • Acolchado natural
Esta técnica ancestral, también conocida como mulching es la más ecológica y económica. Consiste en dejar una cubierta vegetal en el terreno de unos cinco o diez centímetros, lo que crea un microclima que retiene la humedad, ahorra agua de riego, retiene el calor que produce la descomposición del terreno, aporta nutrientes al suelo y dificulta la aparición de malas hierbas.


  • Mantas térmicas
Son unas mantas compuestas por geotextiles para cubrir el terreno abrigándolo. Para realizar su función deben tenderse sobre el cultivo fijando sus esquinas y lados para que el viento no los levante. Se adquieren en Centros de Jardinería.


  • Construir un invernadero.
Es la técnica más avanzada y es mejor no abordarla en un principio, hasta que el huerto no esté consolidado.

Otro gran destructor es el granizo. El granizo es una de las inclemencias meteorológicas más duras a las que se puede enfrentar un huerto. Se pueden construir estructuras que protejan contra él. Se trata de una serie de soportes sólidos y resistentes que sostienen redes contra el granizo. Esta estructura puede servir también para sostener el sistema de riego.



Rotación de los cultivos

Según la wikipedia: “La rotación de cultivos consiste en alternar plantas de diferentes familias y con necesidades nutritivas diferentes en un mismo lugar durante distintos ciclos, evitando que el suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un tipo de plantas se perpetúen en un tiempo determinado.”

Puede parecer muy complicado pero básicamente consiste en dividir el huerto en parcelas y plantar cada año, en cada una de ellas, plantas con distintas necesidades.
Si cosecha tras cosecha plantáramos las mismas especies en la misma tierra, las plantas acabarán con todos los nutrientes que hay en ella, acabaría dando igual cuanto la abonemos. Cada especie necesita una serie de nutrientes, y si vamos alternando distintas especies la tierra podrá descansar y recuperarse sin tenerla que dejar sin cultivar (en barbecho)
De esta forma se aprovecha mejor el abonado (al utilizar plantas con necesidades nutritivas distintas y con sistemas radiculares diferentes), se controlan mejor las malas hierbas y disminuyen los problemas con las plagas y las enfermedades, (al no encontrar un huésped tienen más dificultad para sobrevivir).
Debemos alternar el cultivo de las especies que necesiten más nutrientes (calabazas, patatas, zanahorias…) con especies que no necesiten tanto nitrógeno como las legumbres o las verdura de hoja.
Debemos evitar que se alternen especies que aunque exteriormente parezcan diferentes son de la misma familia botánica. Por ejemplo: espinaca y remolacha (quenopodiáceas), apio y zanahoria (umbelíferas), tomates y patatas (solanáceas) Al principio puede parecer confuso y difícil aplicar para las personas sin experiencia así que abajo os dejo un pequeño plan de cultivo basado en un pequeño huerto de cuatro parcelas durante 4 años.



Frutales.

Si dispones de suficiente terreno puedes atreverte con el cultivo de frutales. Son muy agradables de cultivar y con el tiempo te darán grandes satisfacciones. Eso sí, debes tener cuidado de
- los árboles muy jóvenes pueden cargarse en exceso antes de que la envergadura de sus ramas pueda soportarlo. Mientras no tenga un porte aceptable, es mejor que elimines parte de las flores para que el exceso de peso no desgaje el árbol
La poda de árboles frutales no debe abordarse como la poda ornamental ya que parte de distintas bases. En la ornamental el principio base es estético y en la hortícola es la maximización de la producción. Una poda incorrecta puede hacer que un árbol de fruto pobres, de poco calibre, deformes, no dé fruto en absoluto; o directamente muera.


Vida en tu huerto.

En tu huerto además de tus plantas habitan toda una serie de seres vivos. Aves, reptiles, insectos… Algunos son perjudiciales para tus cosechas como los caracoles o pulgones, otros beneficiosos como las abejas, las mariquitas, las lagartijas y los pájaros insectívoros.
Algunos pájaros verán tu huerto como su despensa particular, pero también aportan beneficios, pues aunque se alimenten de las semillas también suelen acabar con muchas plagas. Para evitar que saqueen el huerto puedes recurrir al clásico espantapájaros o redes de protección para parcelas o frutales.
Si aún así te preocupa la biodiversidad puedes recurrir a métodos ecológicos como el sistema Baycont para controlar las plagas en los frutales; colocar comederos de pájaros, plantar en los márgenes plantas con flores que atraigan a las abejas…. Y sobre todo intenta recurrir a los pesticidas lo menos posible y siempre asesorado por un experto.

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