Continuamos con nuestra pequeña guía sobre huertos urbanos con la esperanza de servir de utilidad a todos aquellos que quieran iniciarse en este maravilloso mundo.
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No todas las
semillas pueden plantarse directamente en la tierra. Algunas son muy delicadas
y estarían demasiado expuestas. Para cultivar estas especies requerimos semilleros donde las delicadas semillas brotarán
protegidas. Existe una enorme variedad de semilleros, donde podrás
hacer crecer tus propias semillas. Así podrás seleccionar las
procedentes de las plantas más robustas e intercambiarlas con otros
agricultores lo que al aumentar la diversidad biológica de tu huerto
te ayudará a protegerlo naturalmente.
Un
semillero necesita tierra esponjosa y abonada, así como unas
condiciones de humedad, luz y calor que faciliten que las semillas
enraícen y las plantas crezcan protegidas hasta que llegue el
momento de trasplantarlas a la parcela de tierra correspondiente. No
debe faltarle la humedad, pero cuidado no se encharque. Tampoco debe
darle el sol de lleno o las delicadas plántulas morirán por un
golpe de calor. En lugares fríos deben estar a cubierto hasta que
hayan desaparecido el riesgo de heladas, sobre todo si cultivas
berenjenas, melones, calabazas, pimientos, tomates o melones. Las
lechugas, las acelgas, las cebollas los boniatos o las coles aguantan
mejor el frío. Cuida que el semillero esté bien ventilado para
evitar los mohos que pueden proliferar aprovechando los cambios de
temperatura propios de la primavera. Deben mantenerse entre los
15-21ºC, por lo que es mejor que estén cerca de una fuente de
calor, como una vivienda.
Las
semillas se esparcen en los espacios del semillero y se tapan muy
ligeramente con substrato muy fino. Después se riegan cuidando de
que el agua caiga suavemente, como lluvia. Evita los
encharcamientos.
Protege
el semillero con cristal o plástico transparente para mantener el
calor y la humedad. Ventila todos los días para evitar
podredumbres.
Cuando
las plántulas tengan dos o tres hojas será la hora de realizar un
aclareo. Deberás seleccionar y eliminar las plántulas débiles o
defectuosas, dejando sitio para las más fuertes y aptas. A partir de
entonces ya no será necesaria la protección y las plántulas podrán
recibir directamente la luz necesaria para su crecimiento.
Cuando
las plántulas tengan unas 4-5 hojas, deberás trasplantarlos ya a la
tierra. Para facilitar el trasplante, riega abundantemente las
plántulas a fin de evitar daños en las raíces. Con la ayuda de una
azada, una pala trasplantadora o un plantador, trasplanta cada una de
las plántulas en la parcela que le corresponde, con cuidado de no
pisar el terreno en el que trabajas para no apelmazarlo.
Si
no puedes disponer de tus propios semilleros puedes adquirir las
plántulas en viveros y plantarlas directamente en la parcela. Antes
de hacerlo, deberás sumergir el plantón entero unos minuytos en
agua para facilitar su adaptacción al huerto.
Después
del trasplante, deberás regar cuidando de que el agua caiga
suavemente. Mantén la humedad constante hasta que veas que la
planta comienza a echar nuevas hojas y a crecer sana; será la señal
de que ha arraigado correctamente.
El
comienzo de la primavera es la mejor época para comenzar la siembra
de las primeras hortalizas. Si vives en zonas más frías es mejor
que comiences por las que mejor aguanten las bajas temperaturas.
Ahora
pueden sembrarse zanahorias y patatas. Son dos hortalizas muy
agradecidas y aptas para los novatos y pueden cultivarse en macetas
sin problema.
Las
zanahorias se siembran directamente en la tierra, bien abonada y
mullida. Cuando llegue el momento de la recolección, hazlo de forma
salteada para que puedan engordar sin apretarse unas a las otras.
Las
patatas se siembran con los grillos (nacimientos) apuntando hacia
arriba en tierra bien abonada y mullida. Cuidado con regarlas en
exceso.
Tu
huerto va a necesitar un riego abundante, lo que puede disparar tu
factura del agua, además de suponer un desperdicio de un bien
escaso. No debes regar demasiado, o lavarás la tierra y el agua
arrastrará los nutrientes que necesitan tus plantas.
Ten
un buen sistema de drenaje si vives en zonas húmedas y lluviosas.
Si
vives en zonas más secas, el acolchado del suelo ayudará a que las
necesidades de riego sean menores y puedes acumular el agua de
lluvia; pero los auténticos resultados los da el riego por goteo.
Estos sistemas de canalización gota a gota funcionan a baja presión
y llegan hasta el pie de cada planta. Puedes adaptarles reguladores
automáticos que se pueden programar para que rieguen a las horas más
convenientes.
Agrupa
las hortalizas según sus necesidades hídricas.
Protege
tu huerto de las heladas y del granizo
La
época de la siembra también es la de las últimas heladas. Una
helada puede destruir todo el trabajo de cultivo en semillero en una
sola noche.
Para
evitarlo hay tres técnicas básicas:
- Acolchado natural
- Mantas térmicas
- Construir un invernadero.
Otro
gran destructor es el granizo. El granizo es una de las inclemencias
meteorológicas más duras a las que se puede enfrentar un huerto. Se
pueden construir estructuras que protejan contra él. Se trata de
una serie de soportes sólidos y resistentes que sostienen redes
contra el granizo. Esta estructura puede servir también para
sostener el sistema de riego.
Rotación
de los cultivos
Según
la wikipedia: “La rotación de cultivos consiste en alternar
plantas de diferentes familias y con necesidades nutritivas
diferentes en un mismo lugar durante distintos ciclos, evitando que
el suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un tipo de
plantas se perpetúen en un tiempo determinado.”
Puede
parecer muy complicado pero básicamente consiste en dividir el
huerto en parcelas y plantar cada año, en cada una de ellas, plantas
con distintas necesidades.
Si
cosecha tras cosecha plantáramos las mismas especies en la misma
tierra, las plantas acabarán con todos los nutrientes que hay en
ella, acabaría dando igual cuanto la abonemos. Cada especie
necesita una serie de nutrientes, y si vamos alternando distintas
especies la tierra podrá descansar y recuperarse sin tenerla que
dejar sin cultivar (en barbecho)
De
esta forma se aprovecha mejor el abonado (al utilizar plantas con
necesidades nutritivas distintas y con sistemas radiculares
diferentes), se controlan mejor las malas hierbas y disminuyen los
problemas con las plagas y las enfermedades, (al no encontrar un
huésped tienen más dificultad para sobrevivir).
Debemos
alternar el cultivo de las especies que necesiten más nutrientes
(calabazas, patatas, zanahorias…) con especies que no necesiten
tanto nitrógeno como las legumbres o las verdura de hoja.
Debemos
evitar que se alternen especies que aunque exteriormente parezcan
diferentes son de la misma familia botánica. Por ejemplo: espinaca
y remolacha (quenopodiáceas), apio y zanahoria (umbelíferas),
tomates y patatas (solanáceas) Al principio puede parecer confuso y
difícil aplicar para las personas sin experiencia así que abajo os
dejo un pequeño plan de cultivo basado en un pequeño huerto de
cuatro parcelas durante 4 años.
Frutales.
Si
dispones de suficiente terreno puedes atreverte con el cultivo de
frutales. Son muy agradables de cultivar y con el tiempo te darán
grandes satisfacciones. Eso sí, debes tener cuidado de
-
los árboles muy jóvenes pueden cargarse en exceso antes de que la
envergadura de sus ramas pueda soportarlo. Mientras no tenga un
porte aceptable, es mejor que elimines parte de las flores para que
el exceso de peso no desgaje el árbol
La
poda de árboles frutales no debe abordarse como la poda ornamental
ya que parte de distintas bases. En la ornamental el principio base
es estético y en la hortícola es la maximización de la producción.
Una poda incorrecta puede hacer que un árbol de fruto pobres, de
poco calibre, deformes, no dé fruto en absoluto; o directamente
muera.
Vida
en tu huerto.
En
tu huerto además de tus plantas habitan toda una serie de seres
vivos. Aves, reptiles, insectos… Algunos son perjudiciales para tus
cosechas como los caracoles o pulgones, otros beneficiosos como las
abejas, las mariquitas, las lagartijas y los pájaros insectívoros.
Algunos
pájaros verán tu huerto como su despensa particular, pero también
aportan beneficios, pues aunque se alimenten de las semillas también
suelen acabar con muchas plagas. Para evitar que saqueen el huerto
puedes recurrir al clásico espantapájaros o redes de protección
para parcelas o frutales.
Si
aún así te preocupa la biodiversidad puedes recurrir a métodos
ecológicos como el sistema Baycont para controlar las plagas en los
frutales; colocar comederos de pájaros, plantar en los márgenes
plantas con flores que atraigan a las abejas…. Y sobre todo intenta
recurrir a los pesticidas lo menos posible y siempre asesorado por un
experto.
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