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lunes, 19 de septiembre de 2016

Ayuda a tu renovar tu suelo durante el otoño.

Normalmente el sustrato está formado por materia orgánica rica en microorganismos imprescindibles para mantener tus plantas en buenas condiciones. Pero, durante la primavera y el verano las plantas de tu jardín se han desarrollado con fuerza y pueden haber consumido el sustrato de tu jardín. Para compensar esa pérdida es necesario que mejores el suelo o lo enriquezcas con nuevos aportes con el fin de mejorar su estructura, aumentar su fertilidad y potenciar la presencia de fauna beneficiosa (pequeños insectos, lombrices…) Es ésta la función de los abonos que proceden de la descomposición de sustancias vegetales o animales, pero también de los abonos minerales, que actúan de una forma más directa.
En nuestro Centro de Jardinería encontrarás muchos tipos de abonos para ayudarte a conseguir crear el mejor suelo para tus plantas. Pero tu mismo puedes conseguir hacer tu propio abono, puedes fabricar tu propio compost.

Compostadora  Lt 280 de Verdemax
El compost es un abono natural muy completo, que aporta los nutrientes necesarios para tus plantas de manera progresiva. Además, airea y mejora la estructura del suelo, y con ello su capacidad de retención de agua. Es ideal para un abonado a fondo a comienzos de la primavera o de cobertera durante el crecimiento de las plantas.
Tradicionalmente se ha fabricado el compost en pilas pero si no tienes el espacio y el tiempo que requiere ese sistema puedes recurrir a una compostadora que hará el trabajo entre cuatro y seis meses. Lo mejor es que el compost lo puedes fabricar reciclando los desechos que se generan tanto en el jardín como en la cocina; es muy económico y, a la vez, completamente ecológico. No te preocupes por los olores, pues todo el proceso se produce en contenedores cerrados que mantienen la temperatura y la humedad constante todo el año. Las compostadoras son rápidas y eficientes.

Si no tienes compostadora pero aún así quieres aprovechar los propios recursos de tu jardín siempre puedes recurrir a estos dos trucos:

  • Estiércol de hojas
Si tienes compostadora puedes aprovechar los restos de poda o utilizar las hojas que tus árboles están ya desechando. Pero si no, puedes hacer un compost ligero y que no necesita mucho espacio, puedes hacer estiércol de hojas. Ahora es el momento de recogerlas y amontonarlas en un lugar abierto para dejarlas descomponerse hasta el año siguiente. Pasado un año se habrán convertido en un amasijo desmenuzado de color pardo oscuro.
Este compost no contiene muchos nutrientes pero es especialmente indicado si necesitas enmendar la textura y estructura del suelo.
Tiene la desventaja de que se descompone con gran rapidez y que además puede contener semillas de malas hierbas.
Este compost no tiene porque enterrarse a profundidad y puede aplicarse en forma de colcha en más o menos 3 kg por metro cuadrado.

  • Estiércol vegetal.
Es una práctica muy antigua pero efectiva. Consiste en sembrar ciertos tipos de cultivo para enterrarlos una vez crecidas las plantas y así proporcionar una reserva de nitrógeno y mejorar la textura del sustrato.
Suelen usarse especies con un sistema radicular profundo y un gran sistema foliar como la alfalfa, el trébol, los yerros, la colza, la mostaza, el altramuz… e incluso algunas variedades de centeno.
Siembra las semillas a voleo de forma densa, en primavera, principios de verano; o después de la cosecha, al inicio del otoño; y posteriormente entiérralas con el rastrillo. Las plantas crecerán rápidamente. Debes enterrarlas justo antes de que florezcan. Después deberás espolvorear sulfato de amonio (55gr/m²) para prevenir cualquier déficit temporal de nitrógeno. Si no hay plantas en la zona, las bacterias que producen la descomposición necesitarán una ayuda para comenzar el trabajo, de ahí el sulfato de amonio.






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