Las hortalizas que
ves en tu huerta tienen un montón de historia, ya aunque parezca
mentira tienen unos orígenes de lo más diverso. En una pequeña
huerta puedes dar una pequeña vuelta al mundo en cuanto orígenes.
La historia de estos alimentos es emocionante y está llena de
anécdotas, sobre todo porque desde antiguo se las consideró
portadoras de una serie de “virtudes mágicas” (normalmente por
su forma), así el consumo de determinado alimento supondría
adquirir las cualidades del mismo. Si comías el corazón de un
animal ganabas su fortaleza, si comías conejo adquirías velocidad…
lo mismo con las verduras.
- Coliflor
Originaria de Asia
Menor, Líbano o Siria, en un principio se usó solamente como
medicina para aliviar dolores de cabeza o diarreas y no fue hasta
los romanos cuando se popularizó como alimento.
- Cebolla
Su consumo es
inmemorial y se ha datado al menos desde hace 5.000 años en China e
India. Siempre se han reconocido sus virtudes medicinales, sobre todo
las de reconstituyente y alivio del hambre. Tristemente, junto a su
popularización siempre se la consideró “comida de pobres”, por
lo que era despreciada por la clase pudiente que consideraba que su
consumo supondría una merma de virtudes y de honra.
- Ajo
Es una hortaliza
mediterránea antiquísima ya cultivada por los egipcios, aunque su
nombre en español proviene del un término céltico que significa
ardiente.
Ya desde antiguo se
reconocieron sus virtudes medicinales, pero su olor se consideraba
símbolo de las clases más humildes y de la bajeza moral que se les
atribuía. Su consumo fue rechazado hasta épocas muy recientes por
las clases pudientes.
- Lechuga
Esta hortaliza es
tan antigua que no se conoce su origen a ciencia cierta, aunque ya
los egipcios la consumían hace cuatro milenios.
Ya Hipócrates
mencionaba sus propiedades soporíferas y los romanos la tomaban de
noche para facilitar el sueño. Esta cualidad trajo también la
creencia de que atemperaba el deseo sexual y ya en Roma eran muy
abundantes los chistes sobre el tema. En el medievo los hombre
evitaban su consumo pues se consideraba que producía flojedad y
afeminamiento. Hay que esperar hasta el Renacimiento para que su
consumo volviera a extenderse.
- Apio
En el punto opuesto
encontramos el apio, cuyas cualidades vigorizantes fueron conocidas
también desde antiguo. Pronto se la consideró afrodisiaco y
reconstituyente del “vigor” masculino, lo que la convirtió en
una hortaliza muy cara. En el medievo hay multitud de historietas y
chascarrillos sobre maridos ancianos que custodian celosos los brotes
verdes de sus apios para poder “satisfacer” a sus jóvenes
esposas. A partir del Renacimiento esta superstición se fue
superando y su consumo se fue normalizando.
- Espárragos.
Ya conocidos en el
antiguo Egipto donde se vendían ya en manojos, a la península los
trajeron los romanos. Ya Plinio el Viejo admiraba sus cualidades
diuréticas y afrodisíacas con lo que su cultivo pasó por parecidas
visicitudes al apio en el medievo, aunque en menor grado.
La forma de
prepararlos de Madamme de Pompadour fue famosa en su tiempo y se
decía que fue la forma con la que conquistó a Luis XV….
Pero si hablamos del
espárrago blanco deberemos esperar hasta el siglo XIX cuando la
búsqueda de variedades más grandes y suaves dio lugar a esta
variedad.
Las invasiones
mongolas y posteriormente la expansión del islam provocaron la
reactivación de rutas de comercio y la creación de otras nuevas que
supusieron la llegada de nuevas hortalizas y frutales a Europa.
Legumbres, sandías, melones, berengenas, higos e incluso las
naranjas llegan Europa provenientes de África o Asia.
- Zanahoria:
Se cultiva desde al
menos tres milenios en Afganistán y la zona de oriente medio.
Antiguamente eran más comunes las variedades de colores desde el
rojo al blanco. En Europa comenzó su andadura como tinte para la
mantequilla y ¡decoración de tocados y sombreros! En España se
conocen desde al menos el siglo XII, posiblemente introducida por los
árabes.
Aunque ya existían
variedades de zanahorias de color naranja, este color comenzó a
difundirse a partir del siglo XVII cuando los jardineros holandeses
experimentaron con ellas para conseguir variedades con raíces de
tono naranja como tributo a la Casa de Orange.
- Berenjena
Los árabes
difundieron su cultivo desde la india y en España se cultiva desde
al menos el siglo XI, cuando aparece en la obra del sevillano Abu
Zacarías.
- Espinacas.
Otra planta que ha
recorrido medio mundo, pues su origen es ¡Nepal!. En la España
dominada por los árabes su cultivo se difunde muy rápido y pronto
su cultivo se difunde por todo el Mediterráneo. En el resto de
Europa debemos esperar al Renacimiento cuando Catalina de Médicis
las populariza en Francia y de allí al resto de países.
- Coles
Su origen es el
norte de China desde la cual los mongoles lo llevaron al este de
Europa. Fueron los judíos quienes lo difundieron en Occidente.
Su uso conservada en
encurtido para combatir el escorbuto (desequilibrio de vitaminas,
sobre todo de vitamina C) en los viajes largos, fue uno de los
inventos que propició el desarrollo naval de Europa. Sin esta
hortaliza los barcos portugueses, españoles, franceses o ingleses
jamás hubieran dominado los viajes largos.
Uno de los grandes
hitos para el cultivo hortícola fue la incorporación a los cultivos
de las especies allí encontradas. Se hace difícil pensar en un
huerto sin calabazas, judías verdes, tomates, pimientos, habas y
desde luego patatas. Todas estas hortalizas “cruzaron el charco”.
- La patata
Esta hortaliza
tóxica si se come cruda, se cultivó en el continente americano
desde al menos 7000 años. Esta planta fue muy pronto importada a
Europa y ya en 1604 aparece formando parte de jardines botánicos de
Galicia y Sevilla. En un principio no se utilizó más que para
alimentar a los cerdos o las clases más humildes, o en los
monasterios. En la segunda mitad del siglo XVI, unos frailes
sevillanos comienzan a consumirlas. Muy pronto, al ver su gran
resistencia y productividad, su cultivo fue apoyado por gobernantes y
eclesíasticos como cultivo para las clases humildes, pero su
difusión fue muy lenta. La gran dificultad para su consumo por
humanos fue que no era panificable, en un mundo en el que la gran
mayoría de la personas se alimentaban básicamente de pan. Su
difusión a partir del siglo XVII se produjo al ritmo de las pérdidas
de cosechas ya que era un producto más barato que sirvió de
alimento en época de escasez. Poco a poco se convirtió en el
alimento popular entre los más pobres. Aún así las clases
pudientes evitaban su consumo por considerarlo impropio de su
estatus.
Más tarde, el
agrónomo Antoine Parmentier, convencido de los beneficios para la
alimentación de la patata intentó ponerla de moda ideo una serie de
refinados platos a base de patatas y la presentó en la corte de de
Luis XIV. Poco a poco la patata fue imponiéndose y hoy en día es
una de las reinas de la huerta.
- Los pimientos.
Uno de los objetivos
del viaje de Colón fue el de abrir la ruta de las especias. En el
Renacimiento triunfaba la comida muy especiada y picante. Los ajíes
triunfaron pronto como sustituto “barato” a la carísima pimienta
ya que no se tenía que pagar aranceles a genoveses y turcos. Poco a
poco se difunde el cultivo de distintas variedades de pimientos. Por
ejemplo, el pimentón comienza a cultivarse y pronto sustituye a la
pimienta como ingrediente fundamental de los adobos y nuestros
embutidos se tiñen de rojo.
Las variedades
dulces del pimiento se popularizan más tarde, pero también alcanzan
rápidamente difusión.
- El tomate
Su nombre apenás ha
cambiado desde el “tomatl” azteca que Moctezuma ofreció a
Cortés.
En un principio se
valoró como planta ornamental y de nuevo fueron los monjes
franciscanos los que introdujeron su consumo, recomendándolos sobre
todo para consumo en ensalada o acompañamientos de pescado.
Poco a poco su
consumo se va difundiendo y ya con los Borbones es una hortaliza
popular.
Mientras tanto, en
el resto de Europa se los consideraba alucinógenos y tóxicos
(Inglaterra) y altamente afrodisiacos (Francia). En Francia se los
conocía como Pomme de´Amour y se consideraba impúdico su consumo
en público, sobre todo por mujeres.
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