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jueves, 4 de agosto de 2016

Anecdotario hortícola

Las hortalizas que ves en tu huerta tienen un montón de historia, ya aunque parezca mentira tienen unos orígenes de lo más diverso. En una pequeña huerta puedes dar una pequeña vuelta al mundo en cuanto orígenes. La historia de estos alimentos es emocionante y está llena de anécdotas, sobre todo porque desde antiguo se las consideró portadoras de una serie de “virtudes mágicas” (normalmente por su forma), así el consumo de determinado alimento supondría adquirir las cualidades del mismo. Si comías el corazón de un animal ganabas su fortaleza, si comías conejo adquirías velocidad… lo mismo con las verduras.

  • Coliflor

Originaria de Asia Menor, Líbano o Siria, en un principio se usó solamente como medicina para aliviar dolores de cabeza o diarreas y no fue hasta los romanos cuando se popularizó como alimento.

  • Cebolla

Su consumo es inmemorial y se ha datado al menos desde hace 5.000 años en China e India. Siempre se han reconocido sus virtudes medicinales, sobre todo las de reconstituyente y alivio del hambre. Tristemente, junto a su popularización siempre se la consideró “comida de pobres”, por lo que era despreciada por la clase pudiente que consideraba que su consumo supondría una merma de virtudes y de honra.

  • Ajo

Es una hortaliza mediterránea antiquísima ya cultivada por los egipcios, aunque su nombre en español proviene del un término céltico que significa ardiente.
Ya desde antiguo se reconocieron sus virtudes medicinales, pero su olor se consideraba símbolo de las clases más humildes y de la bajeza moral que se les atribuía. Su consumo fue rechazado hasta épocas muy recientes por las clases pudientes.

  • Lechuga

Esta hortaliza es tan antigua que no se conoce su origen a ciencia cierta, aunque ya los egipcios la consumían hace cuatro milenios.
Ya Hipócrates mencionaba sus propiedades soporíferas y los romanos la tomaban de noche para facilitar el sueño. Esta cualidad trajo también la creencia de que atemperaba el deseo sexual y ya en Roma eran muy abundantes los chistes sobre el tema. En el medievo los hombre evitaban su consumo pues se consideraba que producía flojedad y afeminamiento. Hay que esperar hasta el Renacimiento para que su consumo volviera a extenderse.

  • Apio

En el punto opuesto encontramos el apio, cuyas cualidades vigorizantes fueron conocidas también desde antiguo. Pronto se la consideró afrodisiaco y reconstituyente del “vigor” masculino, lo que la convirtió en una hortaliza muy cara. En el medievo hay multitud de historietas y chascarrillos sobre maridos ancianos que custodian celosos los brotes verdes de sus apios para poder “satisfacer” a sus jóvenes esposas. A partir del Renacimiento esta superstición se fue superando y su consumo se fue normalizando.

  • Espárragos.

Ya conocidos en el antiguo Egipto donde se vendían ya en manojos, a la península los trajeron los romanos. Ya Plinio el Viejo admiraba sus cualidades diuréticas y afrodisíacas con lo que su cultivo pasó por parecidas visicitudes al apio en el medievo, aunque en menor grado.
La forma de prepararlos de Madamme de Pompadour fue famosa en su tiempo y se decía que fue la forma con la que conquistó a Luis XV….
Pero si hablamos del espárrago blanco deberemos esperar hasta el siglo XIX cuando la búsqueda de variedades más grandes y suaves dio lugar a esta variedad.


Las invasiones mongolas y posteriormente la expansión del islam provocaron la reactivación de rutas de comercio y la creación de otras nuevas que supusieron la llegada de nuevas hortalizas y frutales a Europa. Legumbres, sandías, melones, berengenas, higos e incluso las naranjas llegan Europa provenientes de África o Asia.


  • Zanahoria:

Se cultiva desde al menos tres milenios en Afganistán y la zona de oriente medio. Antiguamente eran más comunes las variedades de colores desde el rojo al blanco. En Europa comenzó su andadura como tinte para la mantequilla y ¡decoración de tocados y sombreros! En España se conocen desde al menos el siglo XII, posiblemente introducida por los árabes.
Aunque ya existían variedades de zanahorias de color naranja, este color comenzó a difundirse a partir del siglo XVII cuando los jardineros holandeses experimentaron con ellas para conseguir variedades con raíces de tono naranja como tributo a la Casa de Orange.

  • Berenjena

Los árabes difundieron su cultivo desde la india y en España se cultiva desde al menos el siglo XI, cuando aparece en la obra del sevillano Abu Zacarías.

  • Espinacas.

Otra planta que ha recorrido medio mundo, pues su origen es ¡Nepal!. En la España dominada por los árabes su cultivo se difunde muy rápido y pronto su cultivo se difunde por todo el Mediterráneo. En el resto de Europa debemos esperar al Renacimiento cuando Catalina de Médicis las populariza en Francia y de allí al resto de países.
  • Coles

Su origen es el norte de China desde la cual los mongoles lo llevaron al este de Europa. Fueron los judíos quienes lo difundieron en Occidente.
Su uso conservada en encurtido para combatir el escorbuto (desequilibrio de vitaminas, sobre todo de vitamina C) en los viajes largos, fue uno de los inventos que propició el desarrollo naval de Europa. Sin esta hortaliza los barcos portugueses, españoles, franceses o ingleses jamás hubieran dominado los viajes largos.


Uno de los grandes hitos para el cultivo hortícola fue la incorporación a los cultivos de las especies allí encontradas. Se hace difícil pensar en un huerto sin calabazas, judías verdes, tomates, pimientos, habas y desde luego patatas. Todas estas hortalizas “cruzaron el charco”.


  • La patata

Esta hortaliza tóxica si se come cruda, se cultivó en el continente americano desde al menos 7000 años. Esta planta fue muy pronto importada a Europa y ya en 1604 aparece formando parte de jardines botánicos de Galicia y Sevilla. En un principio no se utilizó más que para alimentar a los cerdos o las clases más humildes, o en los monasterios. En la segunda mitad del siglo XVI, unos frailes sevillanos comienzan a consumirlas. Muy pronto, al ver su gran resistencia y productividad, su cultivo fue apoyado por gobernantes y eclesíasticos como cultivo para las clases humildes, pero su difusión fue muy lenta. La gran dificultad para su consumo por humanos fue que no era panificable, en un mundo en el que la gran mayoría de la personas se alimentaban básicamente de pan. Su difusión a partir del siglo XVII se produjo al ritmo de las pérdidas de cosechas ya que era un producto más barato que sirvió de alimento en época de escasez. Poco a poco se convirtió en el alimento popular entre los más pobres. Aún así las clases pudientes evitaban su consumo por considerarlo impropio de su estatus.
Más tarde, el agrónomo Antoine Parmentier, convencido de los beneficios para la alimentación de la patata intentó ponerla de moda ideo una serie de refinados platos a base de patatas y la presentó en la corte de de Luis XIV. Poco a poco la patata fue imponiéndose y hoy en día es una de las reinas de la huerta.

  • Los pimientos.

Uno de los objetivos del viaje de Colón fue el de abrir la ruta de las especias. En el Renacimiento triunfaba la comida muy especiada y picante. Los ajíes triunfaron pronto como sustituto “barato” a la carísima pimienta ya que no se tenía que pagar aranceles a genoveses y turcos. Poco a poco se difunde el cultivo de distintas variedades de pimientos. Por ejemplo, el pimentón comienza a cultivarse y pronto sustituye a la pimienta como ingrediente fundamental de los adobos y nuestros embutidos se tiñen de rojo.
Las variedades dulces del pimiento se popularizan más tarde, pero también alcanzan rápidamente difusión.

  • El tomate

Su nombre apenás ha cambiado desde el “tomatl” azteca que Moctezuma ofreció a Cortés.
En un principio se valoró como planta ornamental y de nuevo fueron los monjes franciscanos los que introdujeron su consumo, recomendándolos sobre todo para consumo en ensalada o acompañamientos de pescado.
Poco a poco su consumo se va difundiendo y ya con los Borbones es una hortaliza popular.

Mientras tanto, en el resto de Europa se los consideraba alucinógenos y tóxicos (Inglaterra) y altamente afrodisiacos (Francia). En Francia se los conocía como Pomme de´Amour y se consideraba impúdico su consumo en público, sobre todo por mujeres.   

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