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Si hay una hortaliza
típica de este mes de junio son los ajos. A principios del mes que
viene es cuando por fin podrás cosecharlos después de meses de
espera. Este pariente de los lírios (sí es una liliácea) comienza
a ha secarse, es el momento de anudar sus hojas sobre si mismas, para
que toda la fuerza de la planta vaya al bulbo y lo haga engordar.
A veces, verás que
tus ajos desarrollan una vara floral que crece rápidamente entre las
hojas. No debes dejarla crecer pues consumirá las últimas energías
de la planta y lo pagará el bulbo. Además es comestible y puedes
usarla para alegrar tus ensaladas.
Estos días de
tiempo cambiante y trombas de agua repentinas no son nada buenas para
los ajos, pues pueden aparecer hongos oportunistas que destrocen todo
tu trabajo cuando te queda tan poco para la cosecha. Lo mejor es
que tomes medidas preventivas contra el mildiu y la roya antes de que
sea tarde.
Cuando las hojas se
sequen totalmente, será el momento de la cosecha. Después de
sacarlos de la tierra, debes dejarlos durante 3 o 4 días a pleno sol
para que se sequen totalmente y puedas guardarlos. Si quieres
conservarlos durante más tiempo, coloca las cabezas de los ajos
separadas en un lugar fresco, seco y sin sol directo.
No guardes los ajos
en la nevera pues se pudrirán con facilidad. Escoge un lugar
fresco, seco y oscuro para guardarlos. Otra opción es congelarlos,
en dientes separados o incluso ya cortados en láminas y guardados en
porciones para usarlos más fácilmente.
¿Te gustan las
ristras de ajos trenzadas? Aquí te dejamos un vídeo sobre el
cultivo de los ajos y como realizar estas bellas y útiles trenzas.
Si eres de los que
les gusta lo tradicional también puedes optar por guardarlos en
vinagre. Para ellos debes cocer los ajos en agua unos minutos,
refréscalos bajo agua fría y tras desechar el agua sumergirlos en
una mezcla de agua, sal y vinagre (la misma cantidad de agua que de
vinagre y una cucharada de sal por cada 200ml de líquido) perejil
picado, laurel, tomillo, clavos de olor, pimientas en grano y una
cucharadita de sal y otra de azúcar . Déjalos reposar dos o tres
días y ya podrás ponerlos en conserva o consumirlos.
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