Cuando piensas en
colocar algún elemento ornamental o crear un punto focal en la
decoración de tu jardín lo primero en lo que piensas es en colocar
una escultura. Pueden ser de muy diversos materiales: de metal, de
piedra, de fibra de vidrio, de resina…. incluso de madera.
Para escoger la que
más indicada para tu jardín debes tener en cuenta tres cuestiones:
1.
Emplazamiento
A la hora de escoger
la que más se adecua a tu jardín debes tener en cuenta la
decoración general de tu jardín y la escultura como pieza
individual. La escultura que escojas va a formar parte de un todo y
debe concordar con la decoración general. No debes dejarte llevar
por las modas. Una escultura puede estar muy de moda, pero
desentonará de forma horrible si no concuerda con el ambiente
general de un jardín, el eclecticismo tiene un límite.
Asimismo ten en
cuenta las proporciones de la escultura en su emplazamiento. Una
escultura pequeña puede acabar siendo “invisible” en un entorno
de plantas frondosas y una escultura demasiado grande puede anular
las plantas que la rodean. Aquí la regla general es “menos es
más”.
La altura a la que
coloques la escultura es también muy importante ya que cambiaras por
completo la perspectiva desde la que la verás. No es lo mismo ver
una escultura desde arriba que observarla a la altura de los ojos.
Si quieres resaltar las formas una peana te ayudará a hacerlo, si
quieres integrarla en el entorno lo mejor es que la coloques a ras de
suelo.
2.
Iluminación
El mismo cuidado
debes tener al escoger la iluminación que va a tener. Las formas se
difuminan en los entornos de sombra y se vuelven más contrastadas
cuando les da el sol directo. Puedes crear un efecto teatral si
orientas las esculturas de manera que el sol de la tarde las
convierta en siluetas negreas contra los colores de la puesta de sol.
Si usas esculturas
que integran puntos de luz debes tener en cuenta que la iluminación
endurecerá mucho las formas cuando las ilumine desde abajo y puede
darles un aspecto fantasmagórico si la luz es muy blanca o fuerte.
Ahora puedes dar un
ambiente chill-out a tu jardín incorporando esculturas
retroiluminadas, que son a la vez esculturas y fuentes de luz. Puedes crear un un jardín postmoderno donde las esculturas parecen flotar en la luz. Las
hay incluso que funcionan con pilas para una mayor autonomía.
Otro elemento a
tener en cuenta es la combinación de colores. Los blancos, tierras
y en general los colores neutros harán que la escultura destaque
sobre el verde general sin robar protagonismo a las plantas, pero si
lo que quieres es resaltar la escultura tu gama de colores se
ampliará hasta donde la lleve tu imaginación.
3.
Materiales
Aquí la norma
fundamental es que debes escoger materiales que aguanten bien la
intemperie. De nada te servirá escoger una maravillosa escultura
que estalle con la primera helada. Las esculturas no se pueden
guardar ni proteger tan fácilmente como las macetas o el mobiliario
de tu jardín. Informate bien que las esculturas que adquieras
aguantan las temperaturas mínimas de tu ciudad.
Igualmente, si vives
en zonas donde las altas temperaturas son habituales debes tener en
cuenta que algunos materiales se deforman con las temperaturas
extremas. Hoy en día la gran mayoría de esculturas para jardín
están preparadas para aguantar estos extremos, pero lo mejor es que
preguntes a los expertos de tu centro de jardinería para saber si
una determinada escultura aguanta la intemperie de tu ciudad.
Para esculturas de
metal, las mejores son las realizadas en bronce, plomo y acero
inoxidable ya que no se deterioran en exteriores. Su mayor
inconveniente es que con temperaturas muy altas pueden acabar
deformándose o quemar al contacto cuando estés dando un paseo.
La duración de tus
esculturas de piedra dependerá mucho del tipo de ésta y de las
condiciones climáticas. Nunca coloques calizas en entornos húmedos
ni mármol cerca del mar o en zonas con alta contaminación. La
mejor opción si te gustan este tipo de esculturas son las realizadas
en piedra artificial mucho más resistentes y aptas para todos los
bolsillos.
Las esculturas de
madera son muy delicadas en exteriores y sufren enormemente con las
oscilaciones climáticas de zonas como Burgos. Si eliges este
material deberás tratarla con materiales conservantes al menos una
vez al año, guardarla en un interior durante el invierno y no
colocarla en el exterior hasta que hayan pasado los meses más
húmedos de la primavera.
Hoy en día las
resinas ofrecen acabados que imitan de forma increíble los
materiales más diversos.
Si te gusta la
textura de materiales que no aguantan la intemperie ya puedes
incorporarlos a tu jardín con facilidad.
Si la escultura que
escojas es a la vez un macetero, lo mejor es que no plantes
directamente sobre ella, usa un contenedor o la planta puede llegar a
romperla al crecer. ¡Es increíble la fuerza que tienen las raíces
incluso en las plantas más pequeñas!
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