Al igual que tú con
las vitaminas, tus plantas requieren una serie de nutrientes para
encontrarse bien, florecer, dar frutos y resistir sequías y heladas.
Pero tus plantas no necesitan las mismas vitaminas que tú ni las
asimilan igual. Ellas necesitan este aporte extra de energía en el
sustrato en el que crecen. Pero en el mercado hay una multitud de
abonos y puede que te encuentres un poco confuso a la hora de saber
qué, cuando y cómo debes “vitaminar” a tus plantas. En este
post vamos a intentar darte respuestas a estas preguntas.
Para desarrollarse,
tus plantas necesitan sobre todo tres nutrientes esenciales: el
nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K). (Las letras entre
paréntesis son los nombres químicos con los encontrarás en los
envases comerciales) Y además en cantidades mas pequeñas, también
necesitan magnesio, azufre calcio (en Burgos poco, ya que nuestra
tierra es muy caliza), hierro, cinc, cobre, boro, manganeso y
molibdeno. La cantidad de cada uno de ellos esta determinada por la
especie de planta, su tamaño, su ciclo biológico, el ph de la
tierra en la que se encuentran.... En los envases comerciales verás
que las letras N, P y K aparecen junto a unos porcentajes, y muchas
veces van seguidas de números que indican, normalmente, el
porcentaje de magnesio y azufre.
Para conseguir los
mejores resultados es importante que el sustrato donde viven tus
plantas cuente con una estructura y textura adecuadas; siempre
adecuadas al tipo de planta y al medio en el que vive, pues no es lo
mismo que tengas tus plantas en macetas que en un jardín.
Cuando traes una
nueva planta o en el mantenimiento de las que ya tienes en casa debes
tener en cuenta que el sustrato que traen o usas para trasplantar
solo aporta a tu planta determinados nutrientes durante unas dos o
tres semanas. Después suelen agotarse. Por eso, pasado ese tiempo
debes empezar a abonar.
Debes poner atención
a la hora de escoger y aplicar el abono en tus plantas y seguir
siempre las indicaciones del envase a la hora de saber cuanto y cómo
abonar. Ten en cuenta que tanto si te quedas corto como si te
excedes tus plantas pagarán las consecuencias.
- ¿Pero cuál uso?
En los distintos
abonos puedes encontrar tanto sustancias exclusivamente de origen
orgánico (sustancias bio), inorgánico, o una mezcla de ambas.
Dependiendo de las distintas cantidades de cada uno, de su
presentación y de la forma de adminitrarlo, hay distintos tipos de
abono. Cuando vengas Hedbe verás que tenemos una amplia gama de
abonos en varios formatos. Puede que su número y variedad te
resulten algo confusas. No te preocupes, pregunta a nuestro
personal, estarán encantados de ayudarte.
Principalmente hay 7
tipos de abonos:
1.
Las llamadas enmiendas orgánicas:
Están formados por
materia orgánica de origen vegetal y/o animal (estiércol de
caballo, vaca u oveja) más o menos descompuesta. En función del
grado de descomposición los nutrientes estarán disponibles antes o
después.
Dependiendo de las
necesidades de tus plantas deben aplicarse en superficie del sustrato
o cavando la tierra y revolviéndola con ella. Según la calidad del
suelo deberá aplicarse un a o dos veces al año.
Este tipo de abono
se suele aplicar a partir de octubre y durante el invierno
aprovechando el arado de la tierra de tu huerto o jardín. En los
rosales, los setos… debe aplicarse a la vez que la poda. Protege
durante el invierno las raíces de las heladas.
Si tus plantas están
en tiestos o jardineras su uso no es recomendable pues podrías
quemarlas. Si el sustrato de tus macetas ha perdido estructura y
textura es mejor que lo renueves parcial o totalmente.
Cuidado con las
cantidades cuando lo uses en la plantación de árboles y arbustos.
Nunca debes aplicar más de un 3-5% del volumen de la tierra o la
materia orgánica puede fermentar agotando las reservas de oxígeno
de la tierra y creando un ambiente anaerobio pernicioso para las
raíces.
2.
Abonos granulados.
Verás que el abono
se presenta en pequeñas bolitas que podrás esparcir sobre la
tierra.
-
Liberación rápidos, que liberan los nutrientes a lo largo de 4-6 semanas
-
Liberación lenta en los que la liberación de los nutrientes puede durar 3-12 meses.
Debes dispersarlos
sobre el sustrato y cubrirlos con un poco de tierra para que se
disuelvan con la humedad del riego. Mucho cuidado con las dosis que
indica el envase, especialmente si lo aplicas en macetas y
jardineras.
Dentro de este tipo
de abonos se encuentra el “Abono Azul” que es un abono granulado
complejo de aplicación universal. Algunos tipos de este abono
incorporan inhibidores de la nitrificación, lo que conlleva una
mayor eficacia y respeto por el medio ambiente.
3.
Abonos de liberación controlada
Este tipo de abonos
son una alternativa a los granulados de liberación lenta. En ellos,
los ingredientes están recubiertos por una cápsula de plástico que
el agua va disolviendo paulatinamente, de manera que los nutrientes
se van liberando poco a poco a lo largo de unos seis meses. Estos
abonos son ideales para plantas que no exigen demasiados nutrientes
como las adelfas, o las plantas autóctonas… Los encontrarás con
los nombres comerciales Basacote y Osmocote.
4.
Abonos solubles.
A la hora de
comprarlos se presentan en polvo que debes disolver en el agua de
riego. Suelen considerarse una alternativa a los líquidos, pero son
más potentes; por lo cual debes extremar las precauciones a la hora
de aplicarlos. Levan un dosificador pero aún así ten cuidado y no
te excedas en las dosis sobre todo si los usas con plantas pequeñas.
5.
Abonos en bastones y varitas.
El abono se presenta
en forma de pequeñas varillas que se entierran a diferentes
distancias del centro o del tronco de la planta. Liberan los
nutrientes lentamente y duran mucho, unos 2-3 meses. Son de
liberación lenta y suelen ejercer su efecto durante dos a tres
meses. Esto les hace el método de abonado más cómodo y duradero.
Debes aplicarlos en
los meses que tus plantas “descansan”, durante el llamado periodo
vegetativo. Por ejemplo, si tus plantas florecen en primavera o
verano, deberás aplicar este abono en febrero o marzo.
6.
Abonos líquidos.
Son abonos
especialmente preparados para aplicarles diluidos en el agua de
riego. Son la forma más cómoda de abonar las macetas tanto de
interior como de exterior ya que la disificación correcta te será
más fácil. Su efecto es más rápido que los abonos orgánicos,
granulados o en bastosnes.
Como con todos los
abonos es muy importante que respetes las dosis indicadas en el
envase.
Cada cuanto tiempo
debes aplicarlos depende de cada planta, pudiendo oscilar el periodo
de abonado desde los 7 hasta lo 20 días. Se usan generalmente desde
la primavera hasta el otoño, pero sin usarlos en verano ya que
entonces las raíces trabajan menos y las partes aéreas usan sus
fuerzas para resistir las altas temperaturas. No debes usarlos en
invierno.
7.
Abonos específicos
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