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jueves, 26 de mayo de 2016

Crasas y Cactáceas

Fuente: http://www.verdeesvida.es
Tersas como la cera o con tacto de suave felpa, las carnosas hojas de las crasas forman rosetas y espirales, o se distribuyen a lo largo de los tallos en preciosas, y muchas veces extrañísimas, composiciones; las crasas han hecho de su estrategia de adaptación a la sequía un alarde de belleza en hojas y tallos. Estas plantas son un extraordinario producto de la Naturaleza, que ha solucionado con gran belleza y una extraordinaria creatividad de formas y colores, las dificultades que afrontan estas plantas en su medio natural.
Fuente: http://www.verdeesvida.es
Como los cactus, las crasas son plantas suculentas que al provenir de zonas muy áridas han convertido sus órganos, o parte de ellos, en reservorios de agua, como reservas para lo largos periodos de sequía que sufren en su medio natural. Los cactus y las crasas son nativas en general de zonas semiáridas del planeta, donde llueve poco (250-600 milímetros al año) donde para sobrevivir han necesitado sacar el máximo partido del agua disponible. Su piel cerosa impide la evaporación y la textura afelpada que lucen algunas especies les permite aprovechar el rocío, la bruma o la mínima gota de lluvia para hidratarse. Los tonos blanquecinos o azulados que caracterizan a muchas especies les sirve de pantalla de protección contra la fuerza del sol. Para captar el máximo de humedad del suelo, las raíces de la mayoría de especies se extienden muy superficialmente, por ello se llaman xerófitas. Además, al contrario de la inmensa mayoría de las plantas, tanto las crasas como los cactus, mantienen sus estomas cerrados de día para no perder agua. Durante la noche absorben el dióxido de carbono, lo almacenan como ácido carbónico y durante el día gracias a la fotosíntesis, lo convierte en los azúcares que necesitan para vivir. Por eso las puedes tener en habitaciones o entornos cerrados sin peligro.
Pertenecen a este grupo de plantas brillantes y turgentes, con hojas hinchadas y acuosas, especies encuadradas en la familia Liliáceas (Aloe vera, arborescens…), en la familia Agaváceas (Agave, Cordyline, Yuca…), en la Aizoáceas (Mesembryanthemum, Carpobrotus…) o en la familia Crasuláceas (Crasula, Echeverría, Sempervivum, Sedum…)

Fuente: Por Dr. L. Pfeiffer & Fr. Otto Peter A.
Mansfeld for the filtred image. 
En los cactus (Cactáceas), las hojas han desaparecido y se han transformado en espinas por lo que la transpiración es mucho menor. La mayoría de las especies de esta familia son de porte globular o columnar y poseen una gran reserva de agua en el interior de sus tejidos, lo que les permite soportar largos periodos de sequía y fuerte insolaciones.



Cómo cuidarlas

Estas plantas son fáciles de cultivar y exigen pocos cuidados, siempre que se respeten algunas reglas básicas.
  • Elige bien el sustrato.
Cómo son originarias de climas semiáridos o desérticos en el caso de algunos tipos de cactus, prefieren una tierra ligera, pobre en materia orgánica y sobre todo porosa, que les asegure un excelente drenaje y aireación. Los sustratos específicos para cactus son los más adecuados, ya que contienen además altas dosis de magnesio, que previene la podredumbre radicular. Si te gusta elaborar tu propio sustrato debes mezclar dos partes de arena, una parte de tierra de brezo y una parte de turba.
No les gustan los suelos demasiado alcalinos pues les producen clorosis. Si ves que tienen amarillentas las hojas puede ser síntoma de esta enfermedad.

  • Casi no necesitan abonado
Este tipo de plantas no necesitan grandes aportes nutricionales, sólo si las cultivas en maceta pueden necesitar que las abones, pero con con mesura, y sobre todo para estimular la floración. Conviene que uses fertilizantes específicos para cactus y crasas de marzo a septiembre. Debes aplicarlos siempre sobre el sustrato humedecido, respetando la dosis y la frecuencia indicadas en el envase por el fabricante.

  • Multiplicación de las crasas y de los cactus
En las crasas, en general, cada hoja es capaz de generar una nueva plantita. También puedes separar los hijuelos que van naciendo junto al tallo o las rosetas. Entierra el retoño, la ramita ola base de la hoja en un sustrato de arena y turba humedecido y pronto lo verás crecer.
Los cactus pueden multiplicarse también a partir de esquejes, pero hay que tener cuidado con que la planta madre sea lo suficientemente fuerte para soportar el proceso.
Cuida de curar la herida de la planta madre con tierra o ceniza; y aplicar fungicida en la herida, pues los hongos pueden aprovechar para atacar la zona herida.

  • Cuida de no dañarlas cuando las trasplantes
Conviene trasplantarlas en primavera, poro ten mucho cuidado cuando lo hagas, son plantas muy frágiles y por las heridas pueden colarse hongos.
A diferencia del resto de plantas no debes regarlas cuando las trasplantes o cambies de maceta. Debes dejarlas varios días sin regar para que las heridas que las hayas podido hacer con el trasplante cicatricen. Pasado este tiempo, vete regándolas paulatinamente hasta llegar al riego acostumbrado.
Con las plantas jóvenes o recién trasplantadas, si vas a cultivarlas en macetas en tu terraza o balcón, deberás aclimatarlas poco a poco a la vida en el exterior. Sácalas al exterior el primer día sólo un hora, el segundo dos… y así hasta que puedas dejarlas vivir todo el día en su nuevo emplazamiento.

  • Riego escaso o nulo en invierno
En abril y mayo basta con que las riegues dos veces al mes, y en adelante, mientras haga calor, habría que darles agua una vez a la semana o cada 10 días, especialmente a las que viven en maceta. Antes de regar es fundamental comprobar que el sustrato esté seco.
Cuando las temperaturas desciendan debes ir reduciendo el riego tanto en intensidad como en frecuencia, hasta suprimirlos por completo en invierno. De octubre a marzo no debes regarlas en absoluto, a lo sumo pulverizar con agua el sustrato. La humedad ambiental y el exceso de agua en el suelo reduce la resistencia de estas plantas al frío. Si vives en zona de heladas tendrás que trasladarlas al interior en invierno o cubrirlas con una manta de hibernación o una arpillera. Pero no las protejas en exceso pues muchas de ellas precisan pasar un poquito de frío en invierno para florecer.
Las gusta el calor pero cuidado con el frío
Son plantas originarias originarias de zonas semidesérticas o desérticas, por lo cual la inmensa mayoría toleran las temperaturas altas, pero no el frío. Lo ideal es que se encuentren entre 23º-25ºC, pudiendo aguantar temperaturas de 0º-(-1º) siempre que sustrato esté completamente seco.
Por ejemplo, los kalanchoes, las echeverias y las crásulas empiezan a pasarlo mal cuando el termómetro se acerca a los 0ºC. En cambio muchos sédums y ágaves son muy rústicos y toleran grandes fríos. En las zonas de clima mediterráneo y subtropical se pueden cultivar al aire libre muchos ágaves, aloes, sédums, haworthia fasciata...

  • Pueden ser de sol o semisombra
Que procedan de zonas semidesérticas no significa que todas las crasas puedan vivir a pleno sol, ese es el caso de las hawortias y gasterias que no llevan bien el sol directo. Sin embargo, esa es la situación ideal para ágaves, aloes, crásulas, echeverias, kalanchoes, sédums... Los aenios y senecios, deberás colocarlos en zonas donde reciban una luz tamizada en las horas más calientes del verano.
Informate en tu Centro de Jardinería cual es la insolación que más conviene a cada especie en concreto y así te evitarás disgustos.
Cuando las cultives en casa, deberás colocarlas junto a una ventana donde reciban mucha luz, preferentemente orientada al sur, caso contrario se ahilarán y debilitarán. Alrededor de abril, si ya no hay peligro de heladas tardías, agradecerán que las saque al exterior, pero de forma paulatina, una hora un día, dos al siguiente…
Sus enemigos
Su grandes enemigos son el exceso de agua en el sustrato y una atmósfera húmeda, mal ventilada y fría que atraen a los hongos de pudrición. Si están en zonas con mucha sombra debes tener cuidado con la cochinilla algodonosa, pero también de la cerosa. Otro problema muy común son las quemaduras producidas por el sol, sobre todo si no se han aclimatado poco a poco antes de exponerlas del todo en el exterior. El exceso de sequedad y el calor atraen a la araña roja.
Si las cultivas en el exterior deberás protegerlas de las babosas y caracoles que encuentran apetitosos sus tallos y hojas carnosos.

  • Cómo usarlas en tus jardines.
A las crasas les gusta vivir apretadas. Puedes cultivarlas en recipientes bajos e incluso planos, ya que sus raíces no profundizan. Esta característica y su escasa necesidad de agua permiten que las puedas utilizar en composiciones en marcos de cuadros o jardines verticales sostenidas por una malla metálica. Como son plantas de lento crecimiento, verás que los conjuntos se mantienen prácticamente sin cambios durante largo tiempo.
Las crasas se utilizan incluso en cubiertas vegetales; actualmente se venden tepes de sédums listos para instalar. En el jardín lucen perfectas en una rocalla y que el calor que la piedra irradia de noche les resulta beneficioso; o en el rincón más seco y soleado, protegido de la humedad y el frío, pero nunca en zonas de tierras arcillosas y pesadas, o donde se encharque el agua.
Como ya hemos dicho, puedes cultivar estas plantas al aire libre, como decoración en jardines rocosos y soleados siempre que las protejas de las bajas temperaturas y las heladas.
El éxito en el uso de estas plantas consiste en elegir y combinar estas plantas jugando con formas y coloridos diversos. Lo ideal es que reproduzcas escenas de la naturaleza, disponiéndolas en formas asimétricas e irregulares. O juega con la rocalla, distintos tipos de áridos, madera…. imitando las líneas sencillas de los jardines zen.
Las especies de porte columnar, como los cactus, deberás colocarlos en el centro, disponiendo a su alrededor especies de tallo ramificado y en el exterior las especies de forma globular, las rastreras, las de forma de roseta…
Esta misma composición puedes reproducirla en macetas o recipientes cultivando especies de porte más pequeño.



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